top of page

La Parroquia San Pablo Apóstol de Chihuahua ha sido encomendada al cuidado pastoral de los Siervos de Jesús. 

Este instituto religioso tiene como identidad la amistad que el Hijo de Dios ofrece: “No los llamo ya siervos… a ustedes los he llamado amigos” (Jn 15,15); esta amistad nos permite seguirle en su misión de servicio: “Si yo, el Señor y Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros” (Jn 13,14; cf. Jn 12,26). En efecto, Jesucristo vivió su servicio terreno como obediencia amorosa al Padre, la cual redime a todos los hombres, y Él nos la dona como forma de vida.

Los Siervos de Jesús agradecen a la comunidad parroquial su compañía y se encomiendan a sus oraciones. Al igual que pide sus oraciones por las vocaciones a la vida religiosa, en especial al instituto Siervos de Jesús.


¿Quiénes son los Siervos de Jesús?


Los Siervos de Jesús nacimos jurídicamente el 31 de julio de 2003, Festividad de San Ignacio de Loyola, día que entró en plena vigencia el Decreto del Señor Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México, en donde determina aceptarnos como Sociedad de Vida Apostólica.

Desde entonces hemos buscado la Voluntad de Dios respecto a nuestra vida y misión, bajo la guía espiritual de San Ignacio de Loyola como lo propone en sus Ejercicios Espirituales.

El 19 de marzo de 2016, en la Solemnidad de San José, Don Víctor Sánchez Espinosa, arzobispo de Puebla de los Ángeles, acepta la Sede Principal de la Sociedad.

El 31 de julio de 2019 el excelentísimo Arzobispo de Puebla, Mons. Víctor Sánchez Espinosa, proclamó en Misa solemne el Decreto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, que dispone la transformación de la Sociedad de Vida Apostólica Siervos de Jesús en Instituto Religioso Clerical de Derecho Diocesano.

Tenemos por nombre “Siervos de Jesús” y por lema “Ama y Sirve”, porque, como discípulos de Cristo Jesús y miembros de su Iglesia, permaneciendo en Él (cf. Jn 15), buscamos “en todo amar y servir a su Divina Majestad”.

Nuestra identidad como Siervos de Jesús encuentra su fuente en la amistad que el Hijo de Dios nos ofrece: “No os llamo ya siervos… a vosotros os he llamado amigos” (Jn 15,15); esta amistad nos permite seguirle en su misión de servicio: “Si yo, el Señor y Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros” (Jn 13,14; cf. Jn 12,26). En efecto, Jesucristo vivió su servicio terreno como obediencia amorosa al Padre, la cual redime a todos los hombres, y Él nos la dona como forma de vida.

El don de la amistad que nos ofrece Jesús, a quien queremos corresponder amándole y sirviéndole, hace crecer en nosotros la reverencia delante de Dios. Por eso decimos: Tú puedes llamarnos amigos, nosotros nos reconocemos siervos (cf. San Agustín, Enarr. in Ps. CXLII).

Para seguir más de cerca a Jesús, obediente, virgen y pobre (cf. LG 42 y 43; PC 1), los Siervos de Jesús nos comprometemos a acoger, formar e intensificar la vivencia de los consejos evangélicos en la vida fraterna en común de todos los miembros.

Siervos de Jesús

bottom of page